Así me siento. Apagado, sin interés ninguno por nada. Cuando alguien me habla, apenas le doy conversación. Estoy como en un día somnoliento, con la mirada perdida y sin que me importe nada. No es por cansancio, o igual sí. Igual me he cansado ya de todo. Solamente me importa una cosa, y es escribir, y escribir, y escribir. Y, sin embargo, lo hago por la noche. El resto del día estoy viendo alguna serie o jugando a algún videojuego.
No me apetece hablar con nadie, ni mantener contacto con nadie, ni crear un vínculo con ningún desconocido. Estoy huraño. Es raro.
Estoy en un punto muerto de mi vida. No pienso en nadie, no quiero tener una relación con nadie, no me esfuerzo por conocer a nadie...
Me supone todo demasiado cansancio.
¿De verdad merece la pena dejarse el cuerpo y el alma en hacer a otra persona feliz? Quizá sí, si apreciase ese sacrificio. Pero conmigo casi nunca lo han hecho. Y ya estoy cansado de darle prioridad a mis necesidades primitivas. En verdad el único destino del hombre es reproducirse y contribuir a la especie humana, pero yo soy un rebelde, e incluso en eso tengo que llevar la contraria.
Ni ganas tengo ya de tener pareja, ¿para qué? Voy a dedicarme a mí mismo, a escribir, y a hacer lo que quiero, sin dejarme llevar por mis sentimientos. Llevo ya demasiados años siendo esclavo de mi corazón. Es hora de ser libre...
Subiré algún artículo a este blog, el cual llevo un tiempo queriendo escribirlo, a ver si por alguna casualidad lo lee alguien algún día. Y... ya, bah, no pienso con claridad, ni sé expresarme del todo bien. No me apetece hablar de mis sentimientos, o hacerme la víctima. Sólo me apetece... contemplar el mar mientras me bebo un refresco tumbado al sol. Yeah, buenos tiempos, buenos tiempos...
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