Menú

viernes, 21 de diciembre de 2012

Y te sigo soñando

Las tres de la mañana del día del fin del mundo. Si fuese otro día normal para mí, me acostaría a estas horas, pero hoy decidí acostarme cinco horas ha, y, tras desvelarme, no logré conciliar sueño por pensar en ella.

En un día normal lo habría hecho con la visión de su rostro. Habría abrazado a la parte abismal y vacía de mi cama individual pretendiendo que ella está ahí y que nos susurramos declaraciones de un amor eterno. Pero, hoy, en su lugar, me agité inquieto con el corazón palpitando adrenalina y zozobra desvelándome y manteniéndome en vilo anhelando tener su amor.

¿Qué embrujo me has hecho? Hasta hoy, eres la excepción de las mujeres por las que me he sentido atraído. Pero esto ya sobrepasa la mera atracción, y eso me asusta. Me han dañado muchas veces ya, he tropezado mil veces con la misma piedra, ¡y sigo queriéndome arriesgar!

Sé que llegará la excepción, tarde o temprano. Si me entregase al dolor y al despecho, no podría esperar más que un corazón roto como el mío que me correspondiese. En cambio, sigo levantándome, con el alma más fuerte, aunque, a su vez, más cansada y agotada. Y sigo reparando mi corazón, hasta que quizá algún día no soporte más y se rompa en mil pedazos. Pero qué queréis que le haga. Sigo confiando en el amor. Quizá por eso sigo vivo hoy, porque Dios sigue confiando en que la estupidez humana algún día sea sabiduría, y por eso no hay apocalipsis alguno. Aún...

Y estoy asustado por amarte demasiado, bella dama. Tengo miedo a ilusionarme, a despertarme todos los días con una sonrisa, a pensar en ti en lo que ando despierto, y a soñar contigo en lo que ando dormido. Pero me asusta porque podrías ignorarme por completo, inundando así de tinieblas mi alma. Correspóndeme, niña mía, que el miedo quedará a un lado, y me tiraré de cabeza al río, inconsciente de mí, pero a la vez iluso. ¡Ilusionado por que seas la excepción!


Palpita mi corazón,
añora mi maltrecha alma,
lágrimas caen de mis ojos...;
ondula, en mí, tu amor,
me atraviesa tu fragancia,
¡alegría!, ya no lloro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario