Menú

miércoles, 30 de enero de 2013

Caen las lágrimas, caen...

No puedo dejar de llorar. Acabo de perder a la que podría haber sido la mujer de mi vida.

Cuando sucedió apenas me importó, incluso estaba alegre. Pero era solamente que mis sentimientos estaban reprimiéndose. Y, ahora, tras una hora de haberle dicho adiós, mis lágrimas han salido, y no cesan. Llevo una media hora así, y sigo, y sigo. Me duele el rostro de contraerlo tanto, mi cara está mojada, y ella...

No volveré a estar con ella, ni a ver sus ojazos negros, ni a escuchar su preciosa voz, ni a volverla a tener entre mis brazos.

No volverá a mí...

Y sigo llorando, y más fuerte. No puedo aguantar esto, simplemente no puedo.

Soy un romántico, ¿para qué?
Acabaré como acabaron casi todos ellos...

Gracias a todas las personas que siempre habéis estado conmigo, a pesar de todo.

Con el tiempo he ido perdiendo a las personas que más he querido en esta vida, no quiero que me pase con mis amigos también.

Y esto me hace ver que tengo que apreciar a la gente que me quiere actualmente, antes de que sea demasiado tarde en mi vida...



Edito:
Mi llanto ha cesado. Estoy más tranquilo. Les he escrito mensajes de cariño y de arrepentimiento a las personas más importantes de mi vida. Hay que saber apreciar a las amistades. Mi problema está en querer encontrar al amor en una mujer para llenar mi vacío, cuando ese mismo vacío lo podría llenar una buena amistad.

Y ella...
Alba. Alba, gracias por todo. Te dije que sabría cómo controlar la situación, pero me equivocaba. Me he derrumbado y he llorado hasta sentir que ya no tenía más lágrimas que derramar. Hacía años que no lloraba de esta forma, pero años. La semana pasada lloré preocupado por ti, pero lo de ahora ha sido mucho más violento.

Al final resultaste ser otro sueño. El sueño más bonito que jamás he tenido, pero sueño, al fin y al cabo.

No sé si leerás alguna vez estas palabras. Yo deseo que sí, pero quién sabe.

No me quiero ir de tu vida, no quiero perderte, no quiero que todo esto haya sido en vano.
Pero sé que tiene que ser de esta manera. Que tú no vas a pedirme que me quede, ni vas a venir donde mí. Que tú te rindes ya, dejándome marchar, a pesar de que ambos queremos que me quede.

Te llevaré conmigo, mi flamenquita, hasta donde el viento marque mi vida.

Hasta siempre...

No hay comentarios:

Publicar un comentario